Entre todas las leyes universales, mis preferidas
son las de Murphy, no por ser pesimista o cruel, sino porque si las analizas,
lo que tratan de de hacerte entender cuando pasas por malos momentos es que del
piso no pasas y que efectivamente todo podría empeorar….
Justamente ayer pensaba en eso, cuando al
transcurrir el día (lunes aburrido) las cosas salían mal: líos en el trabajo,
roces con compañeros, malas noticias de amigos, etc. Por lo que todo lo que
quería era hacerme invisible mientras las horas del lunes terminaban y empezaba
un nuevo y esperanzador martes.
Para combatir toda la mierda que tenía en mi cabeza
decidí irme al gimnasio ¡Qué mejor lugar para expulsar toda esa energía
negativa que me rodeaba como la nube negra de los dibujitos animados! Ahhh pero
ya que estaba cerca, quise bajarme en DHL para reclamar mi pasaporte, el cual
ya debería tener la aprobación para entrar a USA… no es que eso me animara
mucho en el momento, pero era una diligencia que debía hacer.
Cuando me iba a bajar
casi me caigo del colectivo!!!!!! Entonces pensé: Uffff bueno gracias a Dios sigo viva,
pudo ser peor... que venga lo q venga…
Y efectivamente se vino:
EL AGUACERO, ese nunca falta cuando ando sin sombrilla! Puedo decir que al
tercer paso ya tenía mojado hasta el apellido!
Mi siempre acompañante “el despiste” no me dejaba
encontrar el gigante edificio, mientras que las gotas brindaban a mi rostro las
lágrimas que mi ojos habían negado horas antes. Goteras de charcos me azotaban
cada vez que un carro pasaba y sus llantas cepillaban el suelo y yo solo
caminaba, cada vez más despacio, sintiendo cierto placer ante tanto revés.
Por fin llegué por la visa y me sentí en película: empapada
de pies a cabeza, desubicada, desaliñada, frente a unas 15 personas
calientitas, sin rastro de lluvia y mirándome con desconcierto…
Dude en ir al gimnasio en esas fachas y considerando
que hasta la bolsa de la ropa deportiva se había mojado! Pero yo soy
tercaaaaaaaa así que empapada me fui a desfogar mi furia en clase de Pilates!
Llegué 5 minutos tarde, por lo que la clase ya
estaba en marcha, antes de entrar me percaté que no era Pilates, … eso sí había
música y debíamos caminar, dar vueltas, saltos y seguir en cada pilatuna al
instructor. Yo ya me había armado de actitud… pero olvidé tomar la pastilla de
Coordinol! Toda la clase daba una vuelta y yo saltaba, luego yo daba la vuelta
y me estrellaba con otros, caminaban hacia adelante y yo hacia la izquierda,
aplaudían y yo me agachaba… Aparte no podía contener una que otra carcajada!
Que terapia! Me reía sola de verme!! Ahí en medio de
tantos extraños que me miraban con paciencia e ínfulas de grandeza…. Ahí estaba
y de repente sentía que en el gran salón solo quedaba yo dando vueltas y
vueltas y sintiéndome cada vez mejor… peor sí podría ser, pero yo ya estaba preparada!!
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